"La contemplación del misterio de la Trinidad nos hace entrar en este misterio de amor eterno, que es fundamental para nosotros. Las primeras páginas de la Biblia afirman, de hecho, que 'Dios creó al hombre a su imagen; a imagen de Dios los creó: hombre y mujer los creó' (Gn 1, 27). Por el hecho mismo de que Dios es amor y el hombre es a su imagen y semejanza, comprendemos la identidad profunda de la persona, su vocación al amor. El hombre está hecho para amar; su vida se realiza plenamente sólo si se vive en el amor. Tras haber buscado durante mucho tiempo, Santa Teresita del Niño Jesús comprendió así el sentido de su existencia: '¡Mi vocación es el amor!' (Manuscrito B, folio 3).
"Exhorto a los jóvenes para que busquen con todo el corazón descubrir su vocación al amor, como personas y como bautizados. Esta es la clave de toda la existencia. Podrán así invertir todas sus energías en acercarse a la meta día tras día, sostenidos por la Palabra de Dios y por los sacramentos de la Reconciliación y de la Eucaristía".
"Exhorto a los jóvenes para que busquen con todo el corazón descubrir su vocación al amor, como personas y como bautizados. Esta es la clave de toda la existencia. Podrán así invertir todas sus energías en acercarse a la meta día tras día, sostenidos por la Palabra de Dios y por los sacramentos de la Reconciliación y de la Eucaristía".
(Benedicto XVI, 20 de marzo de 2010)
Fuente: Misal Meditaciones, Octubre 2010
Año VIII n. 73
Ed. El Arca
0 comentarios:
Publicar un comentario